Los reinos de este periodo son algunos grandes y otros pequeños. Podemos nombrar alguno de los “grandes” como: El reino de Macedonia, El reino de Ptolomeo, El imperio de Roma que tomaría al Helenismo como parte de su cultura (como comentábamos en la anterior entrada) y a Grecia como ejemplo para su formación política; y de los “pequeños” reinos como: El Reino de Pergamo, El reino de Rodas, Los reinos Grecobactrinos y Greco indio ubicados en zonas como Pakistán o Afganistan que si bien no son tan grande en comparación con los que mencionamos anteriormente, tienen una política que intenta rivalizar con ellos para no sentirse inferiores.
¿Eran los reyes de estos reinos helenísticos simples gobernadores que solo buscaban el reconocimiento y expansión de sus tierras? ¿Cualquiera podía acceder al título del rey?
No, no solo eran gobernadores o soberanos, ellos eran considerados divinidades, de manera muy similar como ocurría con el sistema político de Egipto.
Al principio, la monarquía helenística era personal, lo que quiere decir que cualquiera podía acceder al trono, a la gubernatura, a ser rey, al título de Basileus a través de su conducta, su mérito o actos militares, sobre todo la victoria militara ya que esta legitimaba su acceso al trono de cualquier ciudad o provincia.
Dentro del Helenismo, el rey es considerado un ser divino, descendiente de los dioses, un dios viviente, una cósmica justa y una única parte que organiza el cosmos importantísima acompañada de su divinidad como elemento asumible por las comunidades, comenzando con el reino de Filipo II y ya sobre el reinado de Alejandro Magno asentada hasta varios siglos después, la divinización del soberano hacía más fácil y tolerante la imposición del poder, ya que los ciudadanos no eran gobernados por un hombre, sino, que eran gobernados por un dios o divinidad.
Observando a estos reyes siendo comparados y considerados divinidades, sabiendo que incluso roma lo incorporo, haciendo lo un juego político, un juego ideológico haciendo más tolerable la gobernación, exaltando el poder del rey, siendo este sistema de divinización más político que religioso y tenía sus antecedentes en el pensamiento griego anterior con ejemplos de veneración a héroes y otros personajes mortales.
Los reyes de estos periodos junto con la nobleza son elegidos por el propio rey, desarrollo un carácter especialmente cosmopolita, completamente diferente a la nobleza solariega, los soberanos helenísticos debían mostrar la imagen de un rey justo, que asegurase la paz y el bienestar de sus pueblos, existiendo así la noción de evergetes, el rey como benefactor de sus súbditos siendo necesario crear ideologías que justificaran la dominación de las dinastías de origen macedonio y de cultura griega sobre los pueblos totalmente ignorantes de esta civilización.
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